febrero 24, 2011

ESTOY CON MANIZALES, MANIZALES NO ESTÁ CONMIGO

Por: Richitelli

Me llamo Ricardo Bustamante Echeverry, soy manizaleño de nacimiento y de corazón, tengo 27 años (hasta nueva orden) y desde 2004 resido en Bogotá. Salí de mi ciudad buscando abrir mi panorama, desarrollar la profesión que escogí y compartir mi vida con una hermosa mujer, caldense también. Llegué a la capital, pues, con varios objetivos en mente pero siempre con uno clarito clarito dibujado en mi inconsciente: volver, algún día volver.

He trabajado, sí, creo que me ha ido bien. Cada tanto, si la deplorable carretera que osa llamarse vía Manizales-Bogotá y el charco que tenemos por aeropuerto lo permiten, viajo a encontrarme con los míos y con lo mío. La familia, el calor humano y la tranquilidad que se vive en el adorado terruño son incomparables; absolutamente, pero, son muy pocos los que pueden disfrutarlo y decir que hacen lo que les gusta, que tienen un trabajo estable o que están laborando en aquello para lo que se prepararon.

Cuando decidí invertir mis ahorros en un bien ubicado en Manizales muchos de mis conocidos se preguntaron ¿por qué?. No hay respuesta sencilla a esa pregunta, hay muchas variantes, pero lo que sí puedo decirles es que el deseo permanente de volver influyó demasiado.

No sé cuánto valió el predial el año anterior, bueno, en realidad no recuerdo, pagué lo que debía; pero es que el aumento de este año fue desmesurado. Mi papá, gran ciudadano él, vio aumentar el suyo en un 40% con descuento, sin descuento hubiera llegado casi a un 60%. No sé qué pensarán ustedes pero el palo no está pues para cucharas.

Yo pago impuestos no por miedo, lo hago porque reconozco el valor que tienen en el sostenimiento de la sociedad, pero no me digan que esto es normal, no seamos tan incentes. Lo normal es quejarse; lo normal, en serio, es que mi papá llevase la carta que dejó ante la administración pública para hacer notar su inconformidad, lo normal es que haya abogados demandando (y si no los hay apúrenle pues) y periodistas investigando; lo normal no es quedarse callado y aceptar, lo normal es discutir por nuestros derechos, y si estos son atropellados de manera tan evidente lo normal es que haya gente protestando, gritando, marchando; lo normal es que, digo, sería, que tanta queja no fuera en vano.

El carro que tengo tiene placas de Manizales, sus arreglos y mantenimientos prefiero hacerlos allá; si pienso (cosa que a veces hago) en montar algún negocio lo imagino en Manizales, Manizales; ay! Mi manizales del alma siempre estás en mi mente, para bien y para mal.

Me gustaría disfrutar la tranquilidad que tanto profana mi ciudad, la calidad que tanto pregona, pero no es así; hoy tengo los bolsillos casi vacíos y el corazón de manizaleño aporreado. No hay explicación para que las sillas del estadio valieran más, para que el alcalde viaje más que Héctor Mora, para que el TIM no funcione, para que las industrias cierren y para que los Call Centers sean la insignia de la ciudad alguna vez universitaria, alguna vez cultural, alguna vez polo de desarrollo nacional.

No hay derecho, no lo hay. Yo sí estoy con Manizales, Manizales parecer no estar conmigo; y al no estarlo, le está dando la espalda a todos los que partimos y quisieramos volver, a todos los que parten, a todos los que están.
Richitelli.

(Y Bogotá no colabora. Una hora metido en un trancón es la responsable de tanta cháchara en este Post; hasta el próximo taco). Publicado originalmente en el blog www.richitelli.blogspot.com

enero 18, 2011

DE LA MALDICIÓN A LA SALVACIÓN: UNA HISTORIA QUE SE ESCRIBE EN MARMATO

Por: Jonathan Ballesteros Salazar

Desde tiempos inmemorables los pueblos que han poblado el planeta se han encargado de usar los mitos, las fábulas, las odas, la poesía, la religión o cualquier otro medio para ilustrar tanto las virtudes como los vicios de la humanidad. Llama especialmente la atención, entre todos los vicios humanos que se han ilustrado a través de la historia, el de la avaricia, coincidiendo la mayoría de los pueblos en simbolizarla por medio del oro. Los griegos la plasmaron en el famoso mito de los Argonautas en la búsqueda del vellocino de oro; el cristianismo y el judaísmo en el libro del Éxodo juzgan la alabanza del pueblo de Israel a un ídolo falso hecho en oro; los españoles se aventuraron con locura a las indómitas tierras de lo que llamaban en Non Plus Ultra inspirados por la leyenda indígena de El Dorado; y los millones de niños del mundo entero escuchan con atención en sus escuelas primarias la tragedia del Rey Midas.

En Caldas, nuestro mito, fábula, leyenda y maldición se puede llamar Marmato. Fue habitada por Cartamas, Carrapas y Pozos; tribus que según constan en las crónicas de los conquistadores eran extremadamente belicosos e incluso consagrados caníbales. En 1536 llegaron los primeros españoles poseídos por una fiebre de oro insaciable, comandados desde Cartago por Jorge Robledo quien era subalterno de Sebastián de Belalcazar. Esta fiebre del oro aniquiló con eficiencia a los indígenas del sector, generando una importación de mano de obra esclava desde diversas naciones del África negra, que se calcula hasta 1801 en cerca de 500. La independencia en nada cambió la esclavitud que se vivía en Marmato, solo el cambio de acento anunciaba que ya no eran españoles sino ingleses y franceses los nuevos amos del oro.

Españoles, franceses, ingleses, criollos, negros e indígenas dejaron su huella indeleble sobre el “cerro de oro”, forjando a través de los tiempos la contextura de un pueblo que se declara desgraciado por la riqueza que debajo de ellos aún perdura. Una placa que reposa en Marmato y obsequiada por su colonia en la ciudad de Cali, sintetiza muy bien el sentir de este pueblo al decir: “tu codiciado oro es fuente de riqueza de los extraños y causa de la miseria de los tuyos”.

Marmato es miserable y desgraciado por una actividad que lleva esa estampa; Marmato es gris porque sobre sus hijos la consigna es de supervivencia ante la hostilidad propia de los socavones; Marmato es tierra de nadie y desgracia ajena al mundo mientras 150 personas sigan llamándose dueños del oro siendo la pobreza la que dirija su destino, pues la desorganización que allí se vive la condena a continuar el destino de muchos pueblos mineros en el mundo. Marmato ha sido siempre el mito entre los caldenses sobre la ruina que se esconde tras el brillante metal.

Intereses políticos adscritos al Polo Democrático Alternativo apoyan desde su lacónico discurso que los habitantes de Marmato sigan avanzando hacia un quincuagenario de desorden, de violencia y atraso. En meses pasados uno de sus principales voceros, el senador Jorge Enrique Robledo, escribió una columna donde afirmaba que a Marmato la están desplazando forzadamente, creando así, vía demagogia, la alarma entre todos sus habitantes, e inundando a Manizales, por medio de sus universidades, de engaños sobre el tema.

Hay que decir nuevamente con énfasis que la actividad aurífera y de plata en la zona es sumamente desorganizada e improductiva en los actuales estándares de producción minera. En Marmato cada casa es un socavón y hasta hace pocos años atrás se registraban cerca de 250 títulos mineros en la zona. Cabe decir que el municipio en balances de gestión social es pobre, al igual que su crecimiento y desarrollo económico; los resultados favorables que en algún sector pueda mostrar Marmato resultan escasos. Es el apego de cada ser humano a lo que llama suyo lo que ha sabido explotar políticamente Robledo y compañía en el Polo Democrático, pero mienten y aterrorizan a todo un municipio y a todo un país.

Los casos de Guatapé en Antioquia y Guatavita en Cundinamarca, constituyen ejemplos formidables de pueblos reubicados que han gozado de mejores instalaciones y próspera actividad económica, registrando excelentes resultados en diversas áreas sociales y de desarrollo. En el caso de la explotación minera por parte de transnacionales, también se pueden señalar excelentes casos como el de Cerrejón en la Guajira y Cerromatoso en Córdoba, donde la BHP Billinton realiza la minería con una responsabilidad social empresarial notoria. En Cerromatoso se emplean 1074 personas (71.8% mano de obra local) que gozan de excelentes salarios y trato preferencial frente a muchos trabajadores de todo el país, y no sobra aplaudir la excelente tarea que el Cerrejón ha hecho en la Guajira al recuperar ambientalmente muchas zonas de las que en antaño eran explotadas.

La explotación a cielo abierto del llamado “cerro del Burro”, lugar donde se encuentra el casco urbano, por parte de Medoro Resources Limitada (quien goza de los derechos de explotación sobre gran parte del cerro), solo podrá traer beneficios a los pobladores de Marmato. Sus hogares reubicados en un nuevo municipio serán mucho más dignos, la operación de la mina garantizará empleos estables y se acabará la violenta búsqueda individual del oro, el turismo podrá ser incluso una opción que los pobladores tendrán y hay que sumar las regalías que se obtendrían por los próximos años. Para Marmato lo que ha sido su maldición podrá ser, con visión y sin nostalgias, la verdadera tabla salvadora de su futuro.

Fuentes consultadas:

1. Un pueblo de Razas y Riquezas. Historia de Marmato. Alberto Gallego Estrada.

2. www.portafolio.com.co

3. www.medororesources.com

4. Informe presentado por Cerromatoso S.A en foro de Responsabilidad Social y Emprendimiento. Barrancabermeja, Santander. 2009.

noviembre 28, 2010

DE LEOPARDOS A GALLINAZOS

Por: Jonathan Ballesteros y Salazar

Hace una centuria, los bravos riscos de la otrora Manizales hidalga parió a uno de sus más fieros hijos, hombre de tremenda robustez moral que diera inagotable lumbre a estos linderos. Gilberto Alzate Avendaño, fue sin duda una humanidad superior a su tiempo; de la comarca natal aguerrido defensor de la siempre amenazante manzanilla. Alzate fue baluarte y mariscal de una generación de indómitos sabios, de una falange de espartanos conocida en toda Colombia como los leopardos

Fueron los leopardos repúblicos auténticos; acudían con gusto a las duras batallas con la premisa del servicio patriótico como unísono grito de guerra. En los escasos momentos de paz, encontraban los leopardos refugio en los surcos de la cultura universal, donde cultivaban lo greco-latino como producto más exquisito de su heredad. Nunca conocieron la retaguardia ni la retirada; la avanzada, incluso a los brazos de la muerte era la marca que estos felinos llevaban por estandarte.

Si hoy pocos conocen de la existencia de los leopardos, no es como consecuencia del castigo que la historia otorga a los cobardes, la ignorancia sobre la huella de esta ilustre generación obedece al servilismo intelectual presente en nuestro tiempo, donde la valentía y las ideas de los hombres que pincelan lo colectivo no tienen cabida en el imperio del facilismo egoísta.

Escribo estas líneas poseído de una celosa congoja. Nuestro departamento carece ya de los sólidos regimientos morales de antaño, las juventudes caldenses crecimos huérfanos de una política idealista; crecimos con la nefasta contundencia que deja una prosperidad ya ausente de nuestra sociedad y muchos ven en la asunción del futuro un asunto individual y no de pueblo.

No tenemos como caldenses entre nuestras juventudes la mística fiera de los leopardos; si algún animal puede representar la realidad generacional, será la mansa gallina y el oportunista gallinazo quienes lo hagan. Los partidos políticos en sus bases juveniles tienen una sobrepoblación activa de sumisos que aguardan cumplidamente la hora en que el amo arroje el alimento, no importa si éste es basura. En menor medida, pero no por ello menos riesgoso, sobrevuelan nuestras colectividades una bandada de gallinazos que circundan pavorosamente, esperando ávidos la oportunidad de un cadáver para caer en mansalva sobre la carroña del poder.

En las futuras remembranzas que hagan los caldenses de las próximas décadas sobre nuestra marca en la historia, no dudaran en decir que en nuestras montañas habitaron indomables leopardos y que al paso de los años, domesticadas y dóciles las generaciones de comienzos del siglo XXI se convirtieron en gallinas y gallinazos.

noviembre 17, 2010

MANIZALES (?) / INSTITUCIONALIDAD (-)

Por: Germán Vallejo Obando

El interrogante sobre la municipalidad y el negativo sobre la institucionalidad local contenidos en el mapa de "Perspectiva sistémica de Manizales", de conjunto con dos temas en rojo / con vacío presentados en el mapa conceptual sobre “El ADN de Manizales en rojo y negro”: interés y participación ciudadana” y “autoestima y confianza”. Sintetizan en mi criterio la gran carencia municipal en el aquí y el ahora de la vida política, cívica y comunitaria de Manizales: la democracia local.

Estos mapas conceptuales hacen parte de la documentación básica del proyecto de planeación estratégica “Estoy con Manizales” presentado recientemente en el Recinto del Pensamiento.

Ver: http://www.lapatria.com/story/pdf-manizales-vive-con-calidad

Esta síntesis planteada tiene como antecedente conceptual el Informe de Desarrollo Humano del Eje Cafetero 2004, donde se ponen de presente serias carencias y retos en la dimensión institucional en la región y sus municipios.

Seis años después: la situación no mejora y en Manizales la institucionalidad empeora

Los lineamientos del “Pacto por el Desarrollo Humano” contenido en el “IDH 2004 del Eje Cafetero” pusieron en evidencia los efectos negativos que la crisis cafetera y la recesión han tenido en el desarrollo humano regional.

En lo interno el informe puso de presente tres preocupaciones que se consideró no podían pasar inadvertidas: (i) los bajos niveles de participación y solidaridad; (ii) la forma como la política tramita las demandas sociales y (iii) la escasa preocupación por la equidad de la dirigencia en general. Los resultados de estimación del IDH mostraron una importante pérdida de desarrollo humano en la región a finales de los 90, con la consecuente ampliación de la brecha con el consolidado nacional, explicada por caídas del PIB per cápita, reducción de las coberturas escolares y, en algunos casos, disminución de las esperanzas de vida. (IDH 2004: 166)

La transformación de lo público condición sine qua non

El Pacto por el Desarrollo Humano propuesto para el Eje Cafetero partió de la necesidad de reducir la pobreza y propiciar las condiciones para mayores fuentes de empleo. Esas condiciones se basan en tres políticas amplias e interrelacionadas relacionadas con: (i) la influencia positiva en el mercado laboral a través de la promoción de la integración regional y aumentos en la productividad vía la reconversión productiva de la economía cafetera y el desarrollo de sectores promisorios; (ii) teniendo en cuenta la incidencia que tienen el empleo y la educación en la pobreza, una audaz política educativa, que aumente cobertura y mejore la calidad para los más pobres; y (iii) teniendo en cuenta la ausencia de mecanismos adecuados de protección social, más protección social y una especial atención a la nutrición y la seguridad alimentaria. (IDH 2004 :168).

Según el IDH ninguna de las políticas anteriores podrá llevarse a cabo con eficiencia sino se adelantan serias transformaciones : la democracia local, la participación, la descentralización y las instituciones. Esto significa que, sin una profundización de la democracia, sin mayor participación, información y rendición de cuentas, y sin reformas a las instituciones es difícil avanzar en el desarrollo humano de la región .

Una fórmula de refuerzo negativo. ¿Hasta Cuando?

En la visión de Manizales propuesta por el proyecto “Estoy con Manizales" hay un sueño por el que sin duda debemos luchar de conjunto y con creatividad: “Un territorio (…) que se gobierna bajo principios éticos y democráticos”. Esta aspiración pasa por reforzar la democracia representativa, participativa y deliberativa”.

El logro de este sueño tiene que empezar por romper la confluencia de factores negativos que refuerzan un proceso creciente de desinstitucionalización quebien podría expresarse en la fórmula de refuerzo negativo:

- legalidad + corrupción - estabilidad + individualismo - acuerdos y alianzas + apropiación particular de lo colectivo = aumentos en el abuso de autoridad, golpes a la participación, resignación y conformismo. ¿Hasta cuándo?










septiembre 14, 2010

TAMBIÉN SOMOS CARIBE

Por: Jonathan Ballesteros y Salazar


No es sólo el calentamiento global; nuestras en otrora elegantes damas ahora desfilando con chancletas tres puntá por el Cable o por Chipre, o el súbito cambio del aguardiente por el ron (cifra que nos puede decir nuestro ilustre gerente de la Industria Licorera de Caldas), es también lo que nos hace sentir cada día más próximos al ambiente de nuestros compatriotas del Caribe; nuestra proximidad es cada día más contundente, es de marcado carácter cultural.


Quiero dejar muy en claro que no tengo el menor repudio hacia los costeños, en mis años de carrera de Derecho en Bogotá siempre departí alegremente con ellos, soy admirador de los grandes exponentes de su literatura como Meira Delmar, Gabriel García Márquez, Raúl Gómez Jattin y Germán Espinosa, de hecho el amor de mi vida es momposina; pero sí me sostengo en afirmar que el ciudadano promedio de la costa Caribe colombiana es ausente de reacción cívica, poco o nada del futuro de su entorno les preocupa. Me atrevo a sostener que el concepto fisiócrata en su sentido inverso del “Laisser fait, laisser passé: Dejar hacer, dejar pasar” tiene plena vigencia en el ambiente costeño.


El destino de una región le ha sido asignado a unos cuantos sin mediar un juicio sobre el pasado de estos, sin siquiera auditar el presente de sus actos y obviamente con descuido absoluto de las condiciones sucesorales de un título que se hereda, el de ser político. Nosotros los caldenses, quienes en el discurso nos aclamamos como baluartes de una tradición rica en valores religiosos, familiares, regionales y laborales, heredado de nuestros arrieros antepasados, no somos más que la réplica casi exacta de quienes en muchas ocasiones usamos para criticar; a los caribes.


Nuestro presente, nuestro verdadero presente nos dice que:


Sólo nos importa la fiesta. En Caldas la gestión de un alcalde se mide por la cantidad y calidad jolgórica de fiestas que realice. Es oportuno mencionar que la cifra de fiestas y encuentros que realizan nuestros municipios al año cada día va en aumento, bautizándolos con los más inverosímiles nombres. Por ejemplo, en Villamaría se celebra muy rimbombantemente las fiestas de la “horticultura” (de la que muy pocos en una encuesta realizada sabían su significado), pero la realidad nos muestra la escasa participación de las huertas campesinas en el marco de las festividades. Todo lo contrario a lo que el concepto de horticultura supone, la plaza del municipio es un culto a los triglicéridos y a la borrachera, la ausencia temática es evidente. Este es un diagnóstico que se multiplica por los otros municipios del departamento, donde muchos de nuestros alcaldes han aprendido muy bien la lección dada por los romanos en el arte de gobernar: “dadle al pueblo pan y circo, y tendrás al pueblo contento”.


Que en política todo se vale: En nuestro departamento los partidos van muriendo, porque quienes pretenden representarlos, no han hecho más que usufructuar el poder con la compañía sigilosa de la trampa, han abandonado las metas históricas de sus colectividades por el altivo afán lucrativo. Lo preocupante de esta reflexión en nuestra tierra es que a nadie parece importarle esto.


Si la meta de la dirigencia es llegar a ocupar la gobernación, alguna alcaldía, incluso cualquier posición en el gobierno central o departamental, hay que realizar alianzas a como de lugar. No importa si estas alianzas se hacen entre liberales y conservadores, entre gobiernistas y opositores, las metas programáticas en Caldas no tienen validez. El real interés de nuestra clase política es cómo llegar al poder, cómo establecer desde allí una sólida estructura de favores y servilismos.


Somos sumisos por el peso de la heráldica: Somos colectivamente perezosos, así como nuestros hermanos del Caribe. Nos da una tranquilidad como pueblo resignado que ya somos, que sea el hijo, el hermano, el tío, el primo e incluso el nieto de alguno de nuestros tradicionales políticos, quien asuma las riendas de nuestro futuro. Preferimos no mirar si quien usando el apellido de un retirado u octogenario comandante de desgracias regionales que se postula, tiene o no cualificación alguna para el cargo, optamos mejor por bajar la cabeza y rendir tributo nobiliario. Es por eso que en Caldas ya tenemos a nuestros Name, a nuestros Char, a nuestros De La Espriella.


Podría continuar con muchos mas de nuestros símiles con los caribes, como por ejemplo las ínfulas de nobleza paquidérmica de muchos de los miembros del club social de nuestra capital, que piensan que por realizar estrafalarios cocteles y cenas en nombre de la pobreza que no conocen, solucionarán muchos de los males sociales de los que son los causantes; pero no quiero extenderme más por desidia de dañarme el día pensando en encopetadas mamás de muchos conocidos.


Los caldenses tenemos que renunciar a la resignación que los hechos pretenden imponer. Nuestra cultura no ha sido siempre la de mercenarios del destino, todo lo contrario, en nuestras tierras se había constituido un destino común con base en la disertación entre paisanos. Cuando lo liberales vuelvan a defender a cabalidad los ideales de Benjamín Herrera, de Rafael Uribe o de Luis Carlos Galán; o cuando los conservadores nos volquemos nuevamente a la defensa de las tradiciones; o simplemente cuando alguien en nuestra región defienda desde las laderas ideológicas alguna posición, volverá en Caldas nuevamente el desvelado interés de sus habitantes por los designios del mañana y por ende la construcción cívica.


Por ahora transitamos a pasos de avestruz al destino trágico que se impone por el desahucio de las ideas, la indiferencia por el destino, la venta del progreso colectivo en cada elección, la consolidación de señoríos familiares es el actual camino. Por favor señor Eduardo Verano de la Rosa y pueblo hermano de la costa norte, incluyan a Caldas dentro de la región Caribe. ¡Porque nosotros también somos Caribe!