enero 18, 2011

DE LA MALDICIÓN A LA SALVACIÓN: UNA HISTORIA QUE SE ESCRIBE EN MARMATO

Por: Jonathan Ballesteros Salazar

Desde tiempos inmemorables los pueblos que han poblado el planeta se han encargado de usar los mitos, las fábulas, las odas, la poesía, la religión o cualquier otro medio para ilustrar tanto las virtudes como los vicios de la humanidad. Llama especialmente la atención, entre todos los vicios humanos que se han ilustrado a través de la historia, el de la avaricia, coincidiendo la mayoría de los pueblos en simbolizarla por medio del oro. Los griegos la plasmaron en el famoso mito de los Argonautas en la búsqueda del vellocino de oro; el cristianismo y el judaísmo en el libro del Éxodo juzgan la alabanza del pueblo de Israel a un ídolo falso hecho en oro; los españoles se aventuraron con locura a las indómitas tierras de lo que llamaban en Non Plus Ultra inspirados por la leyenda indígena de El Dorado; y los millones de niños del mundo entero escuchan con atención en sus escuelas primarias la tragedia del Rey Midas.

En Caldas, nuestro mito, fábula, leyenda y maldición se puede llamar Marmato. Fue habitada por Cartamas, Carrapas y Pozos; tribus que según constan en las crónicas de los conquistadores eran extremadamente belicosos e incluso consagrados caníbales. En 1536 llegaron los primeros españoles poseídos por una fiebre de oro insaciable, comandados desde Cartago por Jorge Robledo quien era subalterno de Sebastián de Belalcazar. Esta fiebre del oro aniquiló con eficiencia a los indígenas del sector, generando una importación de mano de obra esclava desde diversas naciones del África negra, que se calcula hasta 1801 en cerca de 500. La independencia en nada cambió la esclavitud que se vivía en Marmato, solo el cambio de acento anunciaba que ya no eran españoles sino ingleses y franceses los nuevos amos del oro.

Españoles, franceses, ingleses, criollos, negros e indígenas dejaron su huella indeleble sobre el “cerro de oro”, forjando a través de los tiempos la contextura de un pueblo que se declara desgraciado por la riqueza que debajo de ellos aún perdura. Una placa que reposa en Marmato y obsequiada por su colonia en la ciudad de Cali, sintetiza muy bien el sentir de este pueblo al decir: “tu codiciado oro es fuente de riqueza de los extraños y causa de la miseria de los tuyos”.

Marmato es miserable y desgraciado por una actividad que lleva esa estampa; Marmato es gris porque sobre sus hijos la consigna es de supervivencia ante la hostilidad propia de los socavones; Marmato es tierra de nadie y desgracia ajena al mundo mientras 150 personas sigan llamándose dueños del oro siendo la pobreza la que dirija su destino, pues la desorganización que allí se vive la condena a continuar el destino de muchos pueblos mineros en el mundo. Marmato ha sido siempre el mito entre los caldenses sobre la ruina que se esconde tras el brillante metal.

Intereses políticos adscritos al Polo Democrático Alternativo apoyan desde su lacónico discurso que los habitantes de Marmato sigan avanzando hacia un quincuagenario de desorden, de violencia y atraso. En meses pasados uno de sus principales voceros, el senador Jorge Enrique Robledo, escribió una columna donde afirmaba que a Marmato la están desplazando forzadamente, creando así, vía demagogia, la alarma entre todos sus habitantes, e inundando a Manizales, por medio de sus universidades, de engaños sobre el tema.

Hay que decir nuevamente con énfasis que la actividad aurífera y de plata en la zona es sumamente desorganizada e improductiva en los actuales estándares de producción minera. En Marmato cada casa es un socavón y hasta hace pocos años atrás se registraban cerca de 250 títulos mineros en la zona. Cabe decir que el municipio en balances de gestión social es pobre, al igual que su crecimiento y desarrollo económico; los resultados favorables que en algún sector pueda mostrar Marmato resultan escasos. Es el apego de cada ser humano a lo que llama suyo lo que ha sabido explotar políticamente Robledo y compañía en el Polo Democrático, pero mienten y aterrorizan a todo un municipio y a todo un país.

Los casos de Guatapé en Antioquia y Guatavita en Cundinamarca, constituyen ejemplos formidables de pueblos reubicados que han gozado de mejores instalaciones y próspera actividad económica, registrando excelentes resultados en diversas áreas sociales y de desarrollo. En el caso de la explotación minera por parte de transnacionales, también se pueden señalar excelentes casos como el de Cerrejón en la Guajira y Cerromatoso en Córdoba, donde la BHP Billinton realiza la minería con una responsabilidad social empresarial notoria. En Cerromatoso se emplean 1074 personas (71.8% mano de obra local) que gozan de excelentes salarios y trato preferencial frente a muchos trabajadores de todo el país, y no sobra aplaudir la excelente tarea que el Cerrejón ha hecho en la Guajira al recuperar ambientalmente muchas zonas de las que en antaño eran explotadas.

La explotación a cielo abierto del llamado “cerro del Burro”, lugar donde se encuentra el casco urbano, por parte de Medoro Resources Limitada (quien goza de los derechos de explotación sobre gran parte del cerro), solo podrá traer beneficios a los pobladores de Marmato. Sus hogares reubicados en un nuevo municipio serán mucho más dignos, la operación de la mina garantizará empleos estables y se acabará la violenta búsqueda individual del oro, el turismo podrá ser incluso una opción que los pobladores tendrán y hay que sumar las regalías que se obtendrían por los próximos años. Para Marmato lo que ha sido su maldición podrá ser, con visión y sin nostalgias, la verdadera tabla salvadora de su futuro.

Fuentes consultadas:

1. Un pueblo de Razas y Riquezas. Historia de Marmato. Alberto Gallego Estrada.

2. www.portafolio.com.co

3. www.medororesources.com

4. Informe presentado por Cerromatoso S.A en foro de Responsabilidad Social y Emprendimiento. Barrancabermeja, Santander. 2009.