diciembre 20, 2009

CON EL AMOR EN LA SANGRE

Por: Camilo Vallejo Giraldo

Empiezo por señalar que nunca tuve ni me puse una camiseta de la Fundación Alejandra Vélez Mejía; confieso incluso que no he tenido muchos afectos por ésta, aunque sí, en más de una ocasión y disfrazado de scout, colaboré con su causa en su reconocido teletón. Es obvio que mis sentimientos hacia ella no se deben a su labor, que por cierto sigue siendo admirable, se deben a que siempre me han levantado sospechas esas movilizaciones manizaleñas en las que colaboran tantos conocidos que, además de no dimensionar el sentido de su tarea, creen que portar una camiseta y tomarse fotos con ella es una acción social suficiente para limpiar sus conciencias y “construir un país mejor”.

Nunca he querido al Atlético Nacional, pero por supuesto no ha sido por ser un mal equipo, ha sido por el oportunismo y la superficialidad de muchos de sus hinchas. Similar es lo que he sentido con la fundación Alejandra Vélez; me aterra el oportunismo y la superficialidad de bastantes de sus adeptos: mientras unos pocos comprometidos combaten en los hospitales la leucemia de tantos niños y buscan los recursos que permitirían la dignidad para sus vidas, los otros, oportunistas y superficiales, consideran que salir a la calle con alcancías, llenarlas, comprar o vender las famosas muñequitas de cordón y madera, tomarse fotos con los niños enfermos, es una obra social suficiente y hasta ejemplar.

Acepto también que alguna vez sentí impotencia, porque vi cómo toda la ciudad se volcó en Alejandra Vélez Mejía, a pesar de que existían tantas otras fundaciones en condiciones mucho más lamentables y con fines igual de loables: para niños con sida, para el tratamiento de tuberculosis, para atención de ancianos, entre otras. Consideré muchas veces que era la capacidad mediática de esta fundación y el reconocimiento social de sus forjadores la que hacía posible su amplia aceptación y apoyo. No obstante, con injusticia olvidé tener en cuenta que su fundadora, si bien tuvo la oportunidad de conocer y vivir en una esfera social en parte selecta, logró posicionarla con firmeza, porque fue una mujer que tanto el dolor como el privilegio de la muerte la hizo fuerte y aguerrida al frente de su misión.

A Isabel Mejía de Vélez, “Isabelita”, la conocí por mis padres, al principio no vi en ella nada especial, pero una vez mi mamá me relató su historia me impactó su jovialidad, su energía inagotable, su alegría y, sobre todo, la celeridad y la certeza de sus palabras. Todas estas pueden ser cualidades de cualquier persona del común, quizás por eso al principio nada en ella me llamó la atención, pero todas son cualidades dignas de admirar en mujeres que no renuncian a la vida a pesar de su dureza; que no renuncian al amor a pesar del dolor. Nunca crucé una palabra con ella, pero la seguí viendo en la calle, en los colegios, en actividades sociales y en cada teletón en el que participaba. La vi recibiendo condecoraciones departamentales y nacionales, y siempre, en todo reconocimiento, su rostro reflejaba el triunfo, no suyo ni de su vanidad como se acostumbra, sino de su obra y de sus ideas.

Estoy convencido que a Caldas “Isabelita” quiso mostrarle el amor: la posibilidad transformadora del servicio y la trascendencia de la solidaridad y la entrega por el otro. Sin embargo la vida no le alcanzó para enseñarnos a amar; seguro sospechaba que eso no se enseña, pues el amor es sólo una decisión que no hemos sido capaces de tomar. Entre todas las cosas que le enseñó a mi generación, no alcanzó a enseñarle que cuando sólo se llevan en las camisetas, los sueños son efímeros y se transan tan fácil como cuando nos cambiamos la ropa, pero cuando los llevamos en el corazón, en la sangre, se es capaz hasta de morir por ellos.

Que “Isabelita” descanse en paz, y que su vida sea una luz para este Caldas que tanto se resiste a amar y para esta Manizales que insiste en llevar sus sueños sólo en camisetas.

Bogotá D.C. Diciembre de 2009.

noviembre 25, 2009

ENCRUCIJADA CAFETERA EN LA ZONA CENTRO

Por: Alexander García Peláez
Miembro Comité de Cafeteros de Palestina

El departamento de Caldas y la Nación tienen una deuda inmensa con los municipios de Chinchina, Marsella y Palestina, pues estos municipios han hecho grandes aportes al desarrollo regional y local, mediante su producción cafetera y los aportes que ampliamente se hicieron mediante tributos cuando la situación económica fue óptima; otrora municipios reconocidos como los mayores productores de café y con altos niveles de tecnificación, hoy con tristeza nos damos cuenta que estos municipios solamente son objeto de ingratitud y olvido.

Las dos peores cosechas de café de los últimos tiempos, han llevado a los productores de esta región, a pensar en mecanismos de diversificación que permitan salir del camino seguro de ruina, que les espera, de seguir confiando en el café. Por tal razón se buscan nuevos cultivos, e incluso se piensa en explotar el paisaje de la región y la calidad humana de sus habitantes potencializando el turismo. Sin embargo un vistazo a las troncales “Chinchina – Marsella, Palestina-Santagueda, y Chinchina-Palestina” hacen perder la motivación hasta al mayor de los optimistas. ¿Cómo sacar productos perecederos con vías en pésimo estado? ¿Algún transportador seguirá dispuesto a seguir acabando con su carro por estas vías intransitables?. Ahora bien, en lo que respecta al turismo, sería bueno saber si algún turista visitaría la región, o la recomendaría, cuando a la bienvenida lo espera, el lago “cameguadua” un lugar cargado de desechos, de olor nauseabundo, cuyas aguas no invitan al esparcimiento, y al turismo –como lo hacen en todo el mundo- sino que espantan a quien por allí pasa, pues el hedor y el aspecto del lago son sencillamente insoportables, y esa es solo la bienvenida, pues de allí en adelante lo espera un tortuoso camino, digno de las peores trochas, donde al ritmo que vamos, nos espera el paso en caballo y mulas, porque aquí no nos llega el desarrollo, nos llega el retroceso. A propósito, sería bueno saber ¿donde están los tan publicitados “combos”?, ¿los tendrán acaso guardados para otro desfile en ferias?, porque por estas vías, si es que aun se les puede llamar así, no se ven.

Resulta inexplicable que una región centro del desarrollo departamental, cuna de gobernadores, embajadores, senadores, representantes a la cámara, grandes empresarios, presidentes y directores ejecutivos de importantes agremiaciones y grupos económicos, padezca la falta de liderazgo, y peor aun la desidia de sus líderes, quienes el desarrollo de su región les parece indiferente, o quienes argumentan que ya llegara el desarrollo con el aeropuerto; Señores: llevamos más de 20 años esperando el aeropuerto!, y de seguir aplazando las decisiones urgentes no van a quedar ni siquiera vías para las pocas maquinas que trabajan en la construcción de dicha terminal aérea.

noviembre 04, 2009

octubre 25, 2009

EL VETO A CALLE 13

Por: Santiago García Jaramillo

El episodio de los premios MTV puede parecer desconcertante, ¿cómo es posible que un cantante de Puerto de Rico se inmiscuya en política colombiana, y peor aun para “insultar al presidente”?, la anterior reacción, común por estos días, parece querer ocultar el derecho que tiene “René” de opinar libremente estemos o no de acuerdo con él. Personalmente, no comparto su crítica al presidente de Colombia, y mucho menos “el juego de palabras” usado para manifestarlo, pero no puedo estar más en desacuerdo con la censura impuesta, al grupo Calle 13 por el alcalde de Manizales.

Mientras el gobierno, por la vía de la cancillería emitió una nota de protesta, donde ponía de presente su molestia por lo ocurrido en los premios, en Manizales se tomaban medidas propias de gobernantes de otras latitudes: “se vetaba la agrupación Calle 13”, al decir otras latitudes no me refiero a lugares muy distantes, pues algunos días atrás el gobernador de Caldas decía que los “forjadores de opinión deben ‘remar para el mismo lado’, porque el método contrario, perverso, llevaría a un "naufragio colectivo". En nuestra región cuando surge la crítica la censuramos, la callamos sin importar la forma como se haga, o de pronto ¿olvidamos ya a personajes que no “remaban para el mismo lado” como Orlando Sierra? Su “veto” nos privó de la mejor crítica a las viejas costumbres politiqueras, que aun hoy en día se replican una y otra vez.

El señor alcalde olvida la vieja frase atribuida a Voltaire: “odio lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Señor alcalde: los demócratas prefieren el estruendoso rugir de la crítica a la mordaza que acalla la disidencia, el que un cantante se exprese contra un líder, sin que este sea perseguido, desprestigiado o vetado es lo que nos distancia de los regímenes totalitarios, por los cuales, creo, usted comparte el mismo repudio que les tengo, pero a los cuales nos acerca usted cuando toma medidas de este tipo.

Señor alcalde, no comparto la crítica hecha por Calle 13 al presidente colombiano, pero considero que el veto que usted impone es errado e innecesario, con éste viola la libertad de elegir de los ciudadanos, pues sería legitimo que algún ciudadano no asistiera al evento por “el irrespeto al presidente”, pero como decisión autónoma de él y no porque usted así lo ha decidido; en consecuencia quiero ponerle de presente una frase del juez Luis Brandeis en los Estados Unidos, que me parece pertinente ante la medida tomada por usted: “la experiencia nos debería enseñar a ponernos en guardia para proteger la libertad cuando las intenciones del gobierno no parecen ser beneficiosas. Los hombres nacidos para la libertad están alerta para repeler la agresión a esa libertad por parte de dirigentes malintencionados. Los mayores peligros para la libertad se esconden en la insidiosa usurpación que llevan a cabo hombres bienintencionados, pero celosos en exceso, y de escasa luces”. Aunque a juzgar por la falta de reacción de muchos de mis conciudadanos, parece más bien, que estamos en una ciudad de hombres no nacidos para la libertad.

octubre 19, 2009

ARGUMENTO PARA UNA PECULIAR TRAGEDIA GRECA

Por: Pablo Aristizábal Castrillón

De forma curiosa (y que además no puedo explicar), un arqueólogo encontró recientemente una tragedia desconocida. Estábamos acostumbrados a lo básico; Esquilo, Sófocles y Eurípides, pero, de repente, aparece una epopeya magistral, escrita por un tal Esquilo Barco Isaza. Un hombre jamás mencionado dentro de los clásicos, de hecho, jamás mencionado en el mundo literario (¿ha sido citado alguna vez?). La gran cantidad de expertos que se encuentran trabajando, ha determinado que el origen del texto data de hace aproximadamente 160 años; lo paradójico es que su estilo pertenece rotunda e innegablemente al de la tragedia, pero su lugar de procedencia parece pertenecer a alguna parte del continente suramericano. Así el año y el lugar de creación no coincidan con el género de la epopeya, los expertos han determinado que el texto encontrado es efectivamente una tragedia escrita por Esquilo Barco Isaza.


A continuación se relatará el argumento de la tragedia, pues el manuscrito original es de uso exclusivo para la comunidad académica, que de forma muy egoísta, no quiere enseñar el texto que posee grandes virtudes pedagógicas (de hecho, la forma en la que conocí esta historia se fundamenta en una casualidad, no pude obtener el manuscrito original y por eso relataré lo que leí con mis propias palabras). Antes de relatar la tragedia, creo pertinente recordar la característica primordial de dicho género literario. La tragedia muestra cómo el héroe trágico conoce su destino, y a su vez, está condenado a recorrer el camino que lo va a llevar al mismo, a la “perdición”, al acto heroico; el espectador se siente identificado con lo que le sucede al personaje y sabe que esto le puede ocurrir a él en cualquier momento. Vale aclarar que la tragedia encontrada no incluye muchos aspectos primordiales en la construcción de éste género, pero fundamentalmente se puede considerar como un buen exponente de los “clásicos”.

Ahora sí, la tragedia de dudosa procedencia:
Existió largo tiempo atrás, un noble caballero, de descendencia española, indígena y negra. De nombre Almíbar y apellido Jaramillo; de cara rosada y culo peludo. El oráculo dijo el día de su nacimiento: “Habrá dos mujeres que lo llevarán a la ruina, se quedará con las dos y ambas lo desangrarán hasta el día de su muerte”. Su padre intentó por todos los medios evitar la catástrofe, no lo logró, y con el culito pelado quedó (Almibar). A sus once añitos aparecieron las dos susodichas; una azul con betas rojas, la otra, más bien verdosa, pero las dos comían salchichas. Dos mujeres de diferentes colores que emanaban los mismos olores. Por más que su padre intentó que fuera marica, ni les digo: con las dos metía la patica. Y el destino de Almíbar se cumplió, gozó con las mujeres hasta más no poder, y a su vez, ellas lo dejaron sin nadita que comer. Muere Almíbar pobre y desolado, lleno de campos sub explotados a su lado. Una azul con betas rojas (o viceversa), y la otra, más bien verdosa (de vez en vez un tanto camaleónica). Muere Almíbar Jaramillo, engullido por Envigado Salazar.

Eso es lo que alcanzo a recordar de la tragedia escrita por Don Esquilo Barco Isaza; tal vez, en muchos aspectos no tenga la apariencia de una tragedia griega, pero lo que la hace una verdadera epopeya es que su fin es, al parecer, el de generar “catarsis” en el enigmático pueblo para el que fue escrita. Pesares a ese pueblo condenado por dos damas de diferentes colores. Esperemos que comprendan lo que Don Esquilo quería decirles con esta tragedia, para ello deben remontarse al contexto histórico (que no conocemos) de dicho texto. Si en nada ayuda este comentario acerca de la nueva tragedia, al menos se puede constituir en un curioso escrito. Curiosamente, esta tragedia se parece mucho a nuestra situación departamental, sólo con fin especulativo, podríamos afirmar que Almíbar Jaramillo es Caldas y Envigado Salazar es Antioquia; repito, sólo con fines especulativos.

Pabloaristizabalcastrillon

septiembre 13, 2009

LA TAPA (DEL) ASCO

Por: Jonathan Ballesteros y Salazar

“EL PUEBLO ES SUPERIOR A SUS DIRIGENTES”
Palabras de un Mártir y expuesto en papel moneda.

Es una vergüenza afirmar que la máxima introductoria no sea propicia ni merecida a la dignidad del actual pueblo caldense, principalmente el de su ciudad capital; pueblo silencioso, individualista y carente de ambición colectiva. Me genera una abominable repugnancia espiritual llegar a esta conclusión, cuando creía ser un ciudadano con cedula en el “paraíso terrenal” construido a pesar de lo abrupto y desafiante de la geografía, pero me enfrento a una realidad distinta y adversa, a una verdad que sólo dilucida una Gomorra del siglo XXI; hipócrita, ebria, lujuriosa e incapaz de crear una solución para su destino.

De los muchos problemas que azotan con fiereza nuestra amnésica tierra, el peor de todos es la tolerancia de una ciudad para con los males que flagelan su realidad, males a los que una sociedad permitió su nacimiento, a los que otra autorizó su desarrollo y a la que ésta, la nuestra, parece permitir la consolidación de un estado permanente de ignominia, mientras el futuro de las próximas generaciones parece haber sido prostituido ya.

Cesar Gómez; egregio jurisconsulto condenado por el lento olvido de la historia que construyen sus ingratos paisanos. Silvio Villegas; nostalgia en forma de verso o prosa de muchas leyendas de amor en una ciudad que repudia a los poetas. Don Gilberto Alzate; fértil muralla del orgullo propio del montañero que se extravió en alguna filosa sierra circundante. Podría continuar, pero seguir contando de un pasado del que no fui parte seria cómodo y tramposo, por ello he de mencionar a un mártir de mi tiempo, debo citar en voz altanera el nombre de Orlando Sierra Hernández, distinguido símbolo de la resistencia cívica. Debo confesar que no lo conocí en persona, pero lo lloré y ahora lo extraño como hombre amante de la verdad, como apasionante creyente de un mundo mejor, como un hombre que no temió y murió como vivió, dueño de su verdad.

¿Pero que pasó con su muerte?

¡Nada! ¡Absolutamente nada! Una cobarde ciudad lamentó su partida, una turba canalla juró con vehemencia que no iba a haber impunidad con los homicidas y una sociedad que naufraga hace tiempo ya en medio de un mar de secretos públicos, dice a voz tenue conocer al asesino, pero no pasa absolutamente nada, el silencio parece instaurarse como una patética costumbre más, tanto así que este supuesto asesino masacro en Caldas la representatividad de un partido político como el Liberal, siendo actual copartícipe del más oscuro momento de la política departamental.

¿Y que ha pasado?

¡Nada! ¡Absolutamente nada! En nuestras tierras parece ser que desde hace tiempo ya no pasa nada.

septiembre 05, 2009

ENTREVISTA CON EL INDIVIDUALISMO CALDENSE

Por: Camilo Vallejo Giraldo


Llegué hasta Manizales para entrevistarlo. Cuando me senté a su lado, conservaba aún la tímida convicción de que estaba al frente de una esperanza, una que por fin representara una idea sensata, lejos de la vanidad personal, una que nos enseñara a hablar en este departamento más de política que de negocios. Pero en menos de media hora, comprendí que quien me hablaba era otro de esos que esconden los mismos vicios detrás de discursos de renovación y de independencia, otro de esos que hace creer que la juventud es garantía de cambio. En media hora ya sabía que era otro representante de esa ideología caldense que tanto vende, pero que a tan pobre situación conduce.


A la primera pregunta respondió que creía que Manizales debía ser una sociedad donde las personas pudieran por sí mismas salir adelante, y enseguida, antes de que cualquier comentario explotara en mi boca, agregó que el Estado sólo debía garantizar las oportunidades y era la gente la que debía emprender y promover su propio proyecto de vida personal y familiar. Al principio me pregunté cómo se podía hablar de sociedad, cuando lo que se propone es que cada quien piense en sí mismo, sin tener que pensar en el otro, sobretodo en ese otro que tanto necesita de nosotros; ¿no era eso renunciar a cualquier proyecto colectivo, con el propósito de que sea cada persona la que deba buscar la vía para su superación y trascendencia? Sin duda estaba sentado al frente de ese discurso que renuncia a perecer.


Recibió una llamada que nos obligó a suspender. Se fue a donde yo no pudiera oír lo que hablaba. Llevábamos cuarenta minutos en los que él había estado dándome respuestas en las que sin duda yo ya no mostraba ningún interés, hasta tracé garabatos en mis hojas haciéndole creer que con diligencia reseñaba sus ideas cínicas y repetidas. Tomé un sorbo del café que me había ofrecido, y con su primera respuesta grabada en mi mente, pensé que era precisamente ese modo tan egoísta de ver y explicar la vida lo que había hecho que en la comuna San José de Manizales se quisiera un montar un negocio de tal magnitud, el cual, bajo la idea de la “renovación urbana”, va a desplazar del centro de la ciudad a los más pobres, en beneficio de especuladores inmobiliarios que pretenden comprar barato y revender caro. Pero seguro a él le daba igual, pues si era coherente con sus ideas estaría convencido que esta es la forma en que la administración municipal da oportunidades, aseguraría que esos pobres están en plenas capacidades de construir su proyecto personal, y argumentaría que es una propuesta legítima porque se hace en virtud del proyecto personal y familiar de dichos especuladores. Su idea sin duda parte de la noción centenaria de que todos los hombres son iguales, ese paradigma falso que bien supo desvirtuar Estanislao Zuleta: los hombres no nacen iguales, nacen en una raza particular, en una familia precisa y en una clase social determinada, y eso para el mundo de hoy no es nacer ni tener las mismas oportunidades. Ni siquiera todos tienen la posibilidad de emprender su proyecto personal y eso es precisamente lo que no se dice.


Dejé mi asiento, tomé mi chaqueta del perchero, metí el lápiz en el bolsillo de atrás del pantalón y abrí mi morral para meter las hojas. Caminé hasta la salida y pensé entonces que por esa razón en Caldas se abandonan proyectos en sectores como los de la cultura y los de la salud, ámbitos intrínsecamente colectivos. ¿Cómo se edifica un proyecto sobre la cultura abandonando toda visión colectiva? ¿Una cultura personal y familiar? ¿Cómo se conserva un buen sistema de salud, sabiendo que la unión entre la salud y la visión individualista de los negocios es totalmente anacrónica? Abrí la puerta y pensé en tantos jóvenes de Caldas que por seguir su proyecto personal esperan en cualquier momento dejar atrás su ciudad o su pueblo, sobretodo la gente que allí tanto los necesitan. Pensé en todas esas personas que, hasta en mi familia, tienen más identidad con su empresa que con su propio departamento. Entonces cerré la puerta y me fui sin despedirme.

agosto 30, 2009

EL NUEVO GREMIO DEL CAFÉ

Por: Santiago García Jaramillo

Concluyó el jueves pasado el proceso de elección del” Zar del Café”, y como era de esperarse el nuevo país cafetero se impuso sobre los departamentos que tradicionalmente han representado mayoritariamente la caficultura; al menos en lo que respecta a Caldas es totalmente comprensible, pues hace mucho tiempo nuestros representantes al comité nacional dejaron de interesarse por los cultivadores del grano y por su producción, para preocuparse por guerras burocráticas como la que acaba de terminar.

El proceso que culmina no es la imposición de un gerente por parte de un gobierno autoritario, como lo quiso hacer parecer el Doctor Mario Gómez Estrada, pues habrá que recordarle que la federación administra recursos públicos del Fondo Nacional del Café, y que no se puede actuar con maniqueísmos diciendo que se requiere del gobierno, cuando conviene a los representantes, pero acusándolo de dictatorial cuando opina legítimamente en una elección que le incumbe. Lo que demuestra la elección no es la imposición de un gobierno, demuestra la debilidad de liderazgo que hay en el gremio cafetero en especial en un comité tan tradicional como el caldense. A propósito, ¿si la democracia cafetera es tan solida, por qué, en Caldas, no se le consultó a ningún comité municipal si estaba de acuerdo con el voto que depositaría el representante del departamento?.

Preocupa además todo el manto de duda que se teje entorno a la elección del Doctor Genaro Muñoz, el Doctor Gómez Estrada, en entrevista al diario la Patria daba cuenta de los rumores de ofrecimientos burocráticos a cambio de votos, que bueno sería que la justicia, tan activista a la hora de investigar y condenar políticos por supuestos cohechos, jugara un papel activo ante rumores tan alarmantes en la elección de un alto ejecutivo de una entidad que tiene en sus manos el manejo de grandes recursos públicos y el patrimonio de más de quinientas mil familias trabajadoras de nuestro país.

Los cafeteros, entendidos estos como quienes día a día sufren en sus parcelas los altos precios de los fertilizantes, quienes dependen del comportamiento de los precios en la bolsa, del precio del dólar; que tienen su producción a merced del clima, aquellos que deben pagar altísimos precios por la recolección, y no quienes cómodamente, en amplias oficinas esperan jugosos salarios, no tienen otra opción que estar decepcionados ante la elección del nuevo Presidente del gremio, pues esperanzados en que llegara un aire de renovación, que se superaran los discursos políticos y las viejas camarillas, y llegara efectivamente, y no solo de palabra, el momento del caficultor, ven que la realidad es otra. Se replican las viejas costumbres, las mismas de la época de Cárdenas Gutiérrez, se vuelve a la época de aquellas personas cuyo balance como administradores del patrimonio cafetero les debería dar vergüenza.

El nuevo país cafetero se ha pronunciado, y lo ha hecho a favor de mantener al frente del gremio cafetero las mismas personas que por ya más de 25 años lo han hecho y no con resultados precisamente plausibles. Y en Caldas, en especial, para los representantes al comité Nacional de cafeteros debe quedar una honda reflexión, la debilidad de su liderazgo es latente y ya es hora que nuevas personas tomen la vocería de los caficultores de Caldas, pues de seguir la camarilla actual no solo peligran unos votos en un congreso cafetero, sino la ya reducida cultura cafetera de Caldas.

agosto 24, 2009

EL CÓNCLAVE CAFETERO

Por: Santiago García Jaramillo

El proceso de elección del sucesor de Gabriel Silva Lujan en la Federación Nacional de Cafeteros ha dejado en evidencia la realidad que se esconde detrás de los supuestos voceros de los caficultores, simples defensores de intereses privados que buscan mantener o aumentar su poder en la jugosa burocracia que ofrece el gremio cafetero. Basta observar rápidamente los nombres que han pasado por la terna para darse cuenta del fiasco que se ofrece: el ungido del anterior gerente, los que creen que a la federación se llega a hacer contrapeso al ejecutivo y hasta los que declinan para que sea la nominación y no la derrota lo que se plasme en sus hojas de vida, solo por nombrar algunos.

Sin embargo merece especial atención las declaraciones dadas por Mario Gómez Estrada al diario “La Patria”, que en medio de esta sucesión no pueden pasar desapercibidas. En un tono beligerante, que pocas veces le escuchamos al Dr. Gómez cuando se trata de defender la caficultura, critica la terna que se votará el próximo jueves en el congreso cafetero, y resulta risible que sea él quien proponga la creación de “unas normas que no permitan que una camarilla se tome una institución y se perpetúe”, ¿ignora acaso el doctor Gómez los años que lleva reeligiéndose en comité nacional de cafeteros?, ¿olvida de pronto que durante 19 años hizo parte de la “camarilla” de Jorge Cárdenas Gutiérrez, entregando un nefasto resultado para la caficultura, con la desaparición de ACES, la quiebra de Bancafe, y la miseria de los cafeteros reales, aquellos que viven de sus fincas y no de jugosos salarios en Bogotá?; si de acabar camarillas se trata, empecemos por el departamento y ojalá en esta reforma que en buena hora propone el representante Gómez Estrada, se incluya un límite a los periodos de los miembros de los comités de cafeteros.

Otro de los puntos que llaman la atención en las declaraciones de Gómez Estrada, es compartido por Rudolf Hommes, quienes llaman a Juan Guillermo Ángel “enemigo de los cafeteros”, por sus debates de control a la Federación. Ignoran que quienes se preocupan por el manejo del Fondo Nacional de Café no son enemigos de la caficultura, sino defensores del patrimonio de los cafeteros, que cada día se torna más etéreo. El proyecto de ley, Dr. Gómez Estrada, para repartir estos recursos a prorrata de las hectáreas, es devolverle a los cafeteros un ahorro, que hoy en día ni siquiera saben si existe o en que se usa; dirían las abuelas de nuestra región que es mejor “pájaro en mano, que cien volando”.

El jueves se define el nuevo gerente de la federación, y ahora si le sobran abogados a los caficultores, ¿Por qué cuando se discuten reestructuraciones de deudas, auxilios a los cafeteros, y en general medidas que beneficien a los cultivadores del grano, no escuchamos de ninguno de estos personajes, tan solo los vemos en los foros aplaudirse los unos a los otros, pero cuando se trata de la elección de un puesto con un alto poder presupuestal y un alto control burocrático llenan los titulares de prensa con una defensa por los cafeteros que nunca más les conocemos?.

agosto 10, 2009

REFUNDANDO LA ESPLÉNDIDA COMARCA

Por: Camilo Vallejo Giraldo

Manizales es una ciudad con un amplio y complejo superyó, una ciudad que desde hace tiempo, mientras con testarudez intencionada procura parecerse a una Atenas mal reproducida, rehúye a las “heridas narcisistas” que ponen en evidencia su debilidad, sobretodo su naturaleza disimulada que tanto le gusta adornar con disfraces oportunos.

Hoy, cuando los manizaleños cantan para brindarle un beso al nombre de su ciudad, parece que de manera voluntaria o negligente no ofrecen nada distinto que la misma demostración que tuvo Judas con su maestro al besarlo en la mejilla. Hoy, cada vez que un manizaleño se obstina en exaltar los valores de su ciudad sin otra consideración distinta a que son los valores de su “polis” (un argumento algo autorreferencial), sólo demuestra que Manizales no es más que una ciudad que se traiciona a sí misma.

Hace años, cuando ya convivían grecocaldenses y azucenos, en los pueblos de Caldas los campesinos morían masivamente en duelos de machete, pero en su capital la desidia y el silencio se alzaban como estandarte de un pacto político que permitió que Manizales fuera, desde entonces, no sólo ese excelente vividero que hasta hoy predica ser, sino una isla de paz entre el mar de sangre, un campo de guerra muda desde donde se disimuló la barbarie, desde donde se ignoró de manera conciente, desde donde se incitó a la violencia con socarronería para no más que conseguir algunos votos acabando de paso con los del color contrario. Manizales es una sociedad “enroscada”, como bien lo define uno de los políticos manizaleños más relevantes (que seguro por manizaleño, y dando fe de su sentencia, insiste en que no se pronuncie su nombre), es un pueblo que, habiendo preferido el placer de la paz que se pactó sobre el sacrificio de sus propios hermanos, habiendo sucumbido a la cobardía de no romper el pacto para no salir de la camarilla, se construyó sobre la tragedia y la desdicha de su propia región, de su propio departamento.

Pero esa enfermedad social se perpetúa, no sólo en el ámbito de la violencia que continúa produciendo a diario desplazamiento y homicidios en los pueblos de Caldas, sino también en otras esferas que Manizales pareciera insistir en desconocer. Y no hablaré a fondo de ese vetusto desprecio por los municipios que muchos de los más manizaleños practican, ni del generalizado y frío interés que existe por parte de la capital de construir un verdadero departamento, ni mucho menos sobre la incomunicación e insolidaridad que azota a los pueblos, sólo diré que Manizales es una capital que obligadamente ha entonado el himno de su departamento, es una localidad cuyos líderes y emprendedores (liderdedores y emprénderes) sueñan con una ciudad pero poco con una provincia, es una población cuyos empresarios ven los municipios como oportunidades de negocio antes que como cofrades, es una ciudad cuyos políticos ven a Caldas como un mapa electoral y no como una esperanza colectiva, es una sociedad que olvida los orígenes de donde vinieron muchos de sus abuelos.

Aunque la situación actual tanto de Caldas como de Manizales podría ser al menos un pretexto para optar por otra visión y cambiar, parece que los manizaleños seguirán en lo mismo, y hablo en general, porque así digan que es odioso, y así haya indicios de que este proyecto de exclusión y aislamiento de los municipios es agenda de unos pocos, es la otra gran mayoría la que insiste en permanecer cobarde y placenteramente en la “rosca”; es la mayoría para quienes el silencio es una decisión.

Caldas es la constitución misma de Manizales, es su procedencia, su encrucijada y su sueño postergado; el reencuentro de lo caldense es la posibilidad de ser y negarlo es traicionar a la ciudad, es dejarla condenada a su propio narcisismo. Ya en 1966 Manizales actuó con displicencia desafiante en la escisión de regiones enteras que no hicieron otra cosa que demandar reconocimiento, por su bien pueda ser que no vuelva a ocurrir tal equivocación, porque ya el Occidente mira con buenos ojos hacia Risaralda, ya el Norte hasta comparte imaginarios con Antioquia, y el Oriente hace rato que no deja de observar el sol que se alza desde las tierras del Tolima y de Cundinamarca. ¡Qué deuda inmensa tenemos aún los manizaleños!