agosto 29, 2010

¿ACUERDO POR LA PROSPERIDAD CAFETERA?

Por: Santiago García Jaramillo

El gremio de los cafeteros es una entidad que no deja de sorprendernos. Por su historia han pasado desde grandes líderes del país, mediocres burócratas, o silenciosos y pasivos gerentes como el que intenta –de forma no muy exitosa- dirigir el gremio hoy en día. Pero quizás hoy la mayor sorpresa, es la falta de criterio de muchos de los representantes de los caficultores ante los comités departamentales y nacionales.

El pasado 26 de agosto, en la celebración de los 50 años de la marca Juan Valdez, el Presidente Santos anunció, el erradamente llamado “Acuerdo para la prosperidad cafetera” donde más allá de la retórica, propone fortalecer el fondo nacional del café, mediante el aumento de la contribución parafiscal que pagan los sembradores del grano. Que la propuesta venga del Presidente Santos, no debe sorprender; si se tiene en cuenta que el hoy Presidente hizo parte de la burocracia de la Federación sin haber nunca sufrido o conocido las realidades cafeteras, tan diferentes de las prósperas calles londinenses. Lo realmente sorprendente, es que los representantes de los cafeteros aplaudieron al unísono, como si la situación de sus regiones, empobrecidas por la revaluación, las inclemencias del tiempo, los altos precios de los fertilizantes, y la falta de acceso a las entidades financieras, permitiera amplios aportes para sostener burócratas desleales, que se han dedicado a importar café, y a especular con los precios mediante informes de producción mentirosos.

El discurso de ahorrar para cuando lleguen las vacas flacas, lo han escuchado los cafeteros por décadas y décadas, el problema es que cuando éstas llegan el Fondo siempre está descapitalizado, pues éste ha servido de caja menor a los nefastos proyectos de los gerentes de turno, a mantener los altos salarios de la burocracia bogotana de Federación, y poco ha beneficiado al gremio, como sería su lógica parafiscal. Qué bueno sería que los representantes departamentales en vez de aplaudir discursos sinsentido, exigieran la publicación de los estados financieros del Fondo Nacional del café, demandaran que se explique a sus contribuyentes en qué han gastado cada peso aportado, y que se muestre cuál ha sido el beneficio que cada uno de esos pesos le ha traído a los cafeteros, pero tememos que dada la realidad de hoy, de una caficultura menos competitiva, endeudada y pobre, ésta sea más bien victima que beneficiaria de dicha contribución.

No nos sorprende el silencio del gerente de la Federación, quien ha pasado de ser el hombre fuerte del café, a ser una figura silenciosa que se deja llevar por los vaivenes de las políticas agrarias de turno. Pero demandamos de nuestros representantes departamentales que le digan abiertamente a sus electores, si están de acuerdo con tan aberrante propuesta del gobierno nacional, porque de ser así su desconocimiento de la pobreza, y del estado de la producción del grano llega a tal nivel que merecen ser castigados con votos en blanco en las próximas elecciones gremiales.

Señor Presidente Santos, la caficultora ha sostenido este país por mucho tiempo, subsidió a la industria cuando la crisis llamó a sus puertas. Los cafeteros hoy demandan una mínima gratitud ante el estado de crisis en que se encuentran. No se puede pedir de los cafeteros que ahorren, cuando hoy ni siquiera tienen con que mantener sus cultivos, no se puede pedir que los medianos y grandes productores subsidien a los pequeños, pues el estado de necesidad es generalizado, y lo único que hay es miseria para repartir. Si de verdad busca crear prosperidad Señor Presidente, es mejor pensar que fruto de los ingresos de regalías petroleras y mineras, se cree un fondo agropecuario nacional, que logre sacar de la pobreza a ese 64% de los campesinos de Colombia, antes que la locomotora agropecuaria se descarrile.

La Prosperidad Presidente Santos, la crean los grandes y medianos cafeteros mediante la contratación de trabajadores, mediante el proceso de producción en sus fincas, mediante la inversión que puedan hacer en sus cultivos. La prosperidad Presidente Santos, se da cuanto el pequeño caficultor, puede sostener su parcela, educar a sus hijos, no cuando tiene que vender su tierra a cualquier precio para poder comer. La prosperidad, Señor Presidente, nace de unos cafeteros fortalecidos, no de unos supuestos técnicos que han demostrado ser incapaces para manejar los designios del café.