Por: Santiago García Jaramillo
Concluyó el jueves pasado el proceso de elección del” Zar del Café”, y como era de esperarse el nuevo país cafetero se impuso sobre los departamentos que tradicionalmente han representado mayoritariamente la caficultura; al menos en lo que respecta a Caldas es totalmente comprensible, pues hace mucho tiempo nuestros representantes al comité nacional dejaron de interesarse por los cultivadores del grano y por su producción, para preocuparse por guerras burocráticas como la que acaba de terminar.
El proceso que culmina no es la imposición de un gerente por parte de un gobierno autoritario, como lo quiso hacer parecer el Doctor Mario Gómez Estrada, pues habrá que recordarle que la federación administra recursos públicos del Fondo Nacional del Café, y que no se puede actuar con maniqueísmos diciendo que se requiere del gobierno, cuando conviene a los representantes, pero acusándolo de dictatorial cuando opina legítimamente en una elección que le incumbe. Lo que demuestra la elección no es la imposición de un gobierno, demuestra la debilidad de liderazgo que hay en el gremio cafetero en especial en un comité tan tradicional como el caldense. A propósito, ¿si la democracia cafetera es tan solida, por qué, en Caldas, no se le consultó a ningún comité municipal si estaba de acuerdo con el voto que depositaría el representante del departamento?.
Preocupa además todo el manto de duda que se teje entorno a la elección del Doctor Genaro Muñoz, el Doctor Gómez Estrada, en entrevista al diario la Patria daba cuenta de los rumores de ofrecimientos burocráticos a cambio de votos, que bueno sería que la justicia, tan activista a la hora de investigar y condenar políticos por supuestos cohechos, jugara un papel activo ante rumores tan alarmantes en la elección de un alto ejecutivo de una entidad que tiene en sus manos el manejo de grandes recursos públicos y el patrimonio de más de quinientas mil familias trabajadoras de nuestro país.
Los cafeteros, entendidos estos como quienes día a día sufren en sus parcelas los altos precios de los fertilizantes, quienes dependen del comportamiento de los precios en la bolsa, del precio del dólar; que tienen su producción a merced del clima, aquellos que deben pagar altísimos precios por la recolección, y no quienes cómodamente, en amplias oficinas esperan jugosos salarios, no tienen otra opción que estar decepcionados ante la elección del nuevo Presidente del gremio, pues esperanzados en que llegara un aire de renovación, que se superaran los discursos políticos y las viejas camarillas, y llegara efectivamente, y no solo de palabra, el momento del caficultor, ven que la realidad es otra. Se replican las viejas costumbres, las mismas de la época de Cárdenas Gutiérrez, se vuelve a la época de aquellas personas cuyo balance como administradores del patrimonio cafetero les debería dar vergüenza.
El nuevo país cafetero se ha pronunciado, y lo ha hecho a favor de mantener al frente del gremio cafetero las mismas personas que por ya más de 25 años lo han hecho y no con resultados precisamente plausibles. Y en Caldas, en especial, para los representantes al comité Nacional de cafeteros debe quedar una honda reflexión, la debilidad de su liderazgo es latente y ya es hora que nuevas personas tomen la vocería de los caficultores de Caldas, pues de seguir la camarilla actual no solo peligran unos votos en un congreso cafetero, sino la ya reducida cultura cafetera de Caldas.